La conselleira de Medio Ambiente asegura que se han abatido 40.000 ejemplares en los últimos dos años, pero “se ve que aún no es suficiente” y justifica la falta de topes en casi todo el territorio gallego para cazarlos.
La Xunta declarará una emergencia cinegética temporal para poder cazar sin límite jabalís en 40 comarcas, que abarcan a un total de 260 municipios –casi el 85% del territorio gallego–, a partir de este sábado, 12 de octubre, una medida que durará hasta el 23 de febrero de 2025.
Así lo ha anunciado la directora xeral de Patrimonio Natural, Marisol Díaz, durante su visita al municipio de Portas (Pontevedra), según recoge Europa Press. Ha explicado que el aumento de presencia de este animal y los daños que acarrea han llevado a tomar esta medida excepcional. El viernes, con la publicación en el Diario Oficial de Galicia (DOG), se declarará la emergencia cinegética para que entre en vigor el sábado. Díaz ha admitido que no hay un censo oficial de la especie a nivel estatal y justifica esta decisión en el incremento de los avisos y los datos de capturas obtenidos a partir de la información facilitada por los propios tecores (terrenos cinegéticos ordenados), que son de alrededor de 18.300 ejemplares en la temporada 2023-2024.
Asimismo, en declaraciones en Santiago, la conselleira de Medio Ambiente, Ángeles Vázquez, ha subrayado que se trata de “una auténtica plaga”, por lo que la Xunta toma “todas las medidas necesarias”. Expone que se disponía de 1,4 millones para subsanar problema que atribuye a la presencia del jabalí, pero “la Xunta de Galicia va a poner 2,5 millones a mayores para intentar ayudar ayudar a los ganaderos”.
Esta es la cuarta vez (tras 2019, 2021 y 2023) que se recurre a este instrumento con la argumentación de que es necesario controlar las poblaciones de esta especie en aquellas zonas con mayor incidencia. Este un instrumento adicional y complementario a la caza reglada dentro de los terrenos de régimen cinegético especial y común, así como también a las actuaciones de control por daños, que seguirán desarrollándose en los términos fijados en la resolución anual por la que se regula la caza en Galicia.
En concreto, durante la vigencia de la declaración en estas comarcas se permitirá abatir o capturar, sin límite de ejemplares, jabalís de ambos sexos, prioritariamente hembras adultas y subadultas de cualquier edad. Asimismo, en las zonas en situación de emergencia cinegética temporal será posible abatir crías y hembras sucesivas de crías siempre y cuando haya una autorización especial previa por parte de la Dirección Xeral de Patrimonio Natural.
Además, se habilitan herramientas como la ampliación de los periodos en los que se puede ejercer la actividad cinegética, en jornadas que no estén aprobadas en el correspondiente plan anual de aprovechamiento de la temporada 2023-2024 de los tecores. También habrá la autorización para el uso de medios auxiliares, tales como visores ópticos, detectores electrónicos de paso o presencia de animales y cebaderos de grano o frutos colocados en los cultivos dañados.
Aunque llevan tiempo presentándose como parte esencial de la España rural y vaciada para intentar que las regulaciones se adapten a sus requerimientos, lo cierto es que son cada vez menos. El descenso en el número de cazadores ya es una caída libre: en 2022 hubo 568.000 licencias expedidas, casi la mitad que hace 20 años, cuando fueron más de un millón, según los registros de las comunidades autónomas recopilados por el Ministerio de Transición Ecológica.
Los datos recogidos en el avance del Anuario de Estadística Forestal 2022 ilustran una curva descendente sin remisión desde 2010, pero la última cifra supone una pérdida del 16% respecto al curso anterior, es la primera vez que se sitúa por debajo de las 600.000 licencias y marca, por mucho, el mínimo jamás registrado –el anuario explica que no está disponible el número de licencias Inter autonómicas que se agrega al total, pero este dato ha rondado las 20.000 en sus mejores años–.
Menos, pero más piezas abatidas
A pesar de que haya menos cazadores disparando en los cotos, lo que no ha parado de aumentar es el número de armas en circulación y el volumen de animales muertos en partidas de caza
En España, en el año 2002 había 176.000 rifles de caza mayor “amparados por licencia” – los que matan ciervos, corzos, jabalíes o gamos–. En 2022 esas armas superaron las 380.000, según los anuarios estadísticos del Ministerio del Interior. Más del doble. En cuanto a las escopetas –el tipo de armas que se utiliza para la caza menor, es decir, aves, conejos o zorros–, si en 2002 había 2,7 millones, 2022 se cerró con 2,1 millones. Un dato: de los 1,2 millones de licencias de armas con las que puede cazarse en España, solo 42.000 pertenecen a mujeres.
En la misma estela, el volumen de piezas cobradas cada año sigue disparado. En 2022 los rifles abatieron 740.000 animales de caza mayor, el 60% jabalíes, cuando en 2005 el total llegó a 260.000 trofeos. Se han multiplicado casi por tres, según las series históricas de la Estadística de Caza. Además, en la temporada 2022 se cazaron otros 19,1 millones de animales catalogados como caza menor (volvieron a superarse los cinco millones de zorzales muertos, un nivel que no se veía desde 2017).
La media indica que en España, cada día 54.000 animales mueren disparados por cazadores, pero hay que tener en cuenta que las temporadas cinegéticas no abarcan todos los días del calendario.
Un varón de 54 años de edad ha fallecido tras precipitarse desde un árbol de 5 metros mientras cazaba en Añover de Tajo, Toledo. La víctima, residente en San Martín de la Vega, había acudido junto a un familiar para cazar con la técnica del acecho nocturno.
Para su propósito habían construido una especie de altillo en lo alto del árbol sirviéndose de tablones de madera. Sin embargo, sobre las 21.20 horas se precipitó desde esta plataforma, según fuentes del Servicio de Atención y Coordinación de Urgencias y Emergencias 112 de Castilla-La Mancha.
Tras caer, el varón quedó inconsciente, según informa Las Provincias. Los agentes de la Benemérita fueron los primeros en llegar al lugar de los hechos. Trataron de realizar las maniobras de reanimación pulmonar a la víctima, las cuales continuaron posteriormente los sanitarios, aunque no pudieron hacer nada por salvar su vida.
El entorno de la urbanización Tapada de Bouzas (en Pereiro de Aguiar) es coto de caza. Los vecinos lo saben, y por eso, en domingos como el pasado, evitan adentrarse en el monte. “Por eso le había dicho a mi hijo que pasease por la urbanización, porque era día de batida y por ahí no pueden cazar, es un espacio público”, dice Olga Ruadas, vecina de la urbanización. El joven, de 16 años, paseaba con su pequeña chihuahua por el parque infantil cuando escuchó ladridos. “Venían cuatro o cinco perros de caza caminando solos por el medio de la carretera y cuando los vieron, corrieron hacia ellos. Quiso coger en el colo a la perrita, pero le mordieron la mano y la soltó, ella se salvó de milagro, no sé ni cómo está viva”, relata.
Un vecino que paseaba por la zona auxilió al joven y logró reducir a los perros con piedras y patadas. “No se me olvida la cara que tenía mi hijo cuando llegó a casa, estaba en shock, decía que no sentía la mano y yo solo veía sangre y sangre”, asegura su madre. Ella lo llevó a Cosaga, donde los médicos le hicieron una radiografía para comprobar el alcance de los mordiscos, que le provocaron heridas en el dedo gordo y en el anular de la mano derecha. “Ahora hay que ponerle la vacuna del tétanos, porque claro, no sabemos si esos perros están o no vacunados”, apunta Ruadas.
Por su parte, la chihuahua pasó la noche en el hospital Abros, donde permanecía ayer por la mañana. “Llegó allí muy mala, con un neumotórax, cuatro costillas rotas, otro mordisco le afectó al intestino… En un principio me dijeron que no contase con ella, pero está mejorando”, señala.
Olga Ruadas denunció lo sucedido ante la Guardia Civil, que todavía no ha identificado a los dueños de los perros. Del grupo de cazadores que realizaba la batida en el monte colindante, solo aparecieron cuatro personas. “Allí lo que nos dijeron fue que ninguno de esos perros eran suyos, que no sabían. Pero luego cogieron a uno y lo metieron en la furgoneta. El resto del grupo no apareció, pero es cuestión de que la Guardia Civil investigue, porque de cada batida hay un registro de quién está ahí”, resalta Ruadas, que también habló con el presidente de la asociación de caza para darle los datos de los perros y pedirle ayuda para identificar a los dueños.
“Todos los perros llevaban un collar naranja con el GPS, había uno sabueso, otro pequeño, más agresivo, que le faltaba el rabo… Estaba claro que estaban hambrientos porque llegaron con mucha agresividad”, dice Ruadas.
El Seprona de la Comandancia de la Guardia Civil de Córdoba ha procedido a la investigación de tres personas por la comisión de un delito contra la flora y la fauna y además una de ellas, también ha sido investigada por un supuesto delito contra los animales.
La investigación se desarrolló durante un dispositivo de verificación de actividades cinegéticas, llevado a cabo en un coto ubicado en término municipal de Montoro, donde varias personas con armas de caza y ayudadas por perros, se encontraban practicando la caza mayor en mano de jabalí, modalidad esta no permitida en la fecha de ocurrencia de los hechos, según lo establecido en la orden general de vedas para la temporada cinegética 2024-2025.
Las primeras gestiones permitieron averiguar que durante la acción cinegética uno de los perros utilizados resultó muerto. El animal, en un primer momento presentaba un estado de cansancio y agotamiento excesivo, no pudiendo caminar, falleciendo al poco tiempo presumiblemente por haber sido sometido a un exceso de trabajo, atendiendo a las altas temperaturas.
Por todo ello, se procedió a la investigación de tres personas como presuntas autoras de un delito contra la flora y la fauna, siendo investigada una de ellas también por un supuesto delito contra los animales. Asimismo, se ha procedido a la instrucción de los pertinentes expedientes de denuncia por cazar en época de veda, por cazar en un coto sin autorización de su titular y por cazar sin licencia de caza, que han sido remitidos a la Delegación de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul en Córdoba.
Además, se ha realizado propuesta a la Intervención de Armas de la Comandancia de Córdoba, para retirada del permiso de armas a los presuntos autores.
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