El turismo cinegético para clientes de alto poder adquisitivo arraiga en el Pirineo, donde empresas y particulares ofrecen, a menudo en webs especializadas, la participación en recechos y monterías que llegan a cotizar por encima de los 3.000 y los 4.000 euros y cuyo reclamo consiste en la posibilidad de abatir trofeos de caza como sarrios o rebecos.

El negocio de la caza mayor para escopeteros de alto poder adquisitivo avanza boyante en el Pirineo, donde empresas y particulares ofrecen la posibilidad de participar en recechos (estático) y monterías (batidas) por precios básicos que esta temporada, sin extras ni prolongación de fechas, van de 2.000 a 4.300 euros por jornada y trofeo.

Los Agents Rurals no ven, en general, mayores contraindicaciones en este tipo de cacerías. “No hay problema en que se realicen estas de actividades siempre que se cumpla lo que marca la normativa”, explican fuentes del cuerpo encargado de “supervisar que todo se haga dentro de la legalidad” en los cotos y en las reservas de caza. 

La venta, o más bien subasta, de permisos para abatir piezas de caza mayor lleva décadas operando como una vía de ingresos para numerosos municipios de la montaña, especialmente en comarcas como la Val d’Aran, el Alt Urgell y el Pallars Sobirà. Alins prevé ingresar un mínimo de 43.900 euros este año por 26 piezas y seis trofeos e Isil, 27.160 por 16 y 4.

Los organizadores de cacerías trabajan con amplios márgenes: sus precios superan entre un 20% y un 40% las pujas de salida de las subastas municipales para los trofeos y llegan a doblar a los de menor categoría.

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