Fue en Fornelos de Montes en el 2021 y afrontan una multa de 3.000 euros. Un agente de Medio Ambiente niega que el animal tuviese heridas o que hubiese un accidente en la escena.
Dos cazadores se sentaron en el banquillo por matar a un jabalí con cuchillo y perros en plena noche en un río, en la carretera de Vilán, en Fornelos de Montes el 13 de diciembre del 2023. Se llevaron el jabalí muerto para su casa, para usarlo como alimento. Afrontan una multa de 3.000 euros porque se trata de un tipo de caza prohibido por la Xunta por la Ley de Caza de Galicia del 2013.
Los acusados grabaron en vídeo cómo uno de ellos remataba al animal salvaje en un río, sujetado por unos perros de presa de raza alano, el cual subieron y difundieron posteriormente en las redes sociales. Un agente ambiental de la Xunta vio las imágenes publicadas en Facebook y abrió una investigación para identificar a los cazadores y comprobar si tenían licencia y permiso especial para actividades cinegéticas nocturnas y con cuchillo.
El juicio se ha celebrado este martes por la mañana en el Juzgado de lo penal número 1 de Vigo. La Fiscalía acusa a los dos implicados de un delito contra la flora y fauna y pide una multa de 3.000 euros. Sin embargo, los acusados alegan que no hacían caza sino que todo se debe a un accidente de tráfico. Según su versión, el jabalí se golpeó con los bajos del coche de uno de ellos y luego colisionó con otro vehículo que circulaba en sentido contrario, antes de escabullirse a rastras por la maleza, «muy herido, porque tenía la columna rota y las patas traseras». Aseguran que la ley obliga a rematar a las piezas heridas para evitarles sufrimientos y agonía durante días.
El conductor que colisionó con el animal llamó al otro acusado para que viniese a rematarlo con cuchillo y perros. Insistió en que el jabalí «estaba echado y no podía salir corriendo, sufría mucho».
Varios agentes desmontan la versión del accidente
El agente ambiental de la Xunta desmontó su versión. Asegura que el jabalí no estaba herido, se movía y se defendía de dos perros que lo agarraban. No había restos de un accidente. Un guardia civil también explicó en el juicio que el animal «intentaba defenderse, algo imposible si tuviese la columna rota».
Otro guardia civil añadió que para cazar con cuchillo y perros de noche «se necesitaba una autorización expresa para esa fecha concreta y con los instrumentos de caza exactos». El abogado le preguntó si no es cierto que la ley permite cazar hasta una hora después del ocaso y el agente respondió que «era noche cerrada». A lo que el agente añadió que si se obtiene un permiso, la escena de la caza debe estar geolocalizada con coordenadas.
Otro testigo aseguró que sí que existió tal accidente. «Vi una furgoneta que frenó de golpe al ver el animal y vi salir un jabalí que cruzó la carretera, lo golpeó otro coche y se escondió en una zanja y unas silvas, se escuchaba mover las silvas». Afirmó, además, que entonces aún no era de noche, mientras que una vecina de los acusados admitió que «era casi noche». «Se nos cruzó el jabalí, frenamos y nos fuimos», añadió. Otro conductor aseguró que su coche sufrió un impacto «y el jabalí salió a rastras por allí. Fue un visto y no visto».
También declaró el mecánico que revisó el vehículo presuntamente accidentado. Según su testimonio, aparecieron daños y cerdas de jabalí en la defensa y las ruedas del mismo. Sin embargo, la Fiscalía replicó que el presupuesto del taller se realizó un año después.
En el juicio se visionó el vídeo donde se ve cómo jalean a los perros que acosan al jabalí y uno anima al otro a sacar la funda del cuchillo y grita: «Dalle, dalle». La Fiscalía, aunque no duda de que hubiese un accidente en la carretera, indica que este fue leve.
Por su parte, la defensa recalcó que la propia ley obliga a los cazadores a rematar las piezas malheridas para evitarles sufrimientos. El abogado consideró muy noble que el conductor llamase a su amigo cazador y coacusado para rematar al jabalí herido sin armas de fuego. También recalcó que la zona de Fornelos es muy boscosa y la maleza cubre los arcenes de las carreteras, por lo que los conductores no pueden reaccionar si cruza un animal salvaje porque no lo ven. Añaden que el cuchillo era pequeño y sería difícil dar muerte a un jabalí de tal calibre que se revuelve. Recalcó que no hubo interés en maltratar a un animal sino en rematarlo como ordena la ley.