EL TÉRMINO «PERSONA» puede ser aplicado perfectamente a animales no humanos, aunque seamos los seres humanos quienes nos hemos apropiado de ese término para distinguir nuestra supuesta superioridad sobre el resto de animales. Ateniéndonos a su etimología original, y que reclamamos quienes evitamos este especismo, son «personas» y son «alguien» porque tienen personalidad propia, individual y única (como cualquier miembro perteneciente a la especie humana), conciencia de si mismes, capacidad de raciocinio (me da igual a qué nivel, sobre todo porque ni entre humanas ni humanos existe por igual) y elección de sus actos, además de que son seres sintientes. La diferencia la hemos creado nosotres manipulando, lo primero, el lenguaje al llamarles animales, cuando nosotres también lo somos. El hecho de que en nuestra evolución hayamos creado nuestras propias reglas no significa que por ello ya no tengan derecho a la vida y a la dignidad, derechos que nosotres no estamos aquí para conceder, sino para respetar. El resto de leyes y normas pueden ser válidas para nuestra especie, pero eso no nos faculta para que las básicas respecto a la vida, también las decidamos. El tener la fuerza y el poder no nos convierte en seres superiores ni mejores, si no la usamos para comprender que podemos ejercerla sin menoscabar el DERECHO A LA VIDA de otres, sea cual sea su condición: sexo, raza, orientación sexual o especie…
Autor desconocido