Alas de viento

Ya no hay cadenas que aten tus patas,

ni sombras que oscurezcan tu mirar.

Ahora eres viento, alma liberada,

galga eterna, libre al fin de volar.

Corres sin rumbo por campos verdes,

donde el sol besa tu pelaje al pasar.

Ya no hay látigos ni voces airadas,

solo el silencio y la paz al respirar.

Tus ojos brillan con luz renovada,

reflejo de un espíritu lleno de paz.

Ya no hay temor en tu mirada cansada,

solo la alegría de ser inquebrantable.

Galga valiente, guerrera incansable,

tu corazón late al ritmo del viento.

Ahora eres leyenda, amor entrañable,

un recuerdo eterno, un hermoso lamento.

Corre, galga, corre sin cesar,

que el cielo te espera con los brazos abiertos.

Vuela alto, donde nadie te pueda alcanzar,

y sé feliz, por fin, libre de tormentos.

En el silencio de los campos, donde sus ladridos se apagaron, elevamos este poema por los galgos, mártires de la caza.

Autora: Plataforma NAC

Ilustración: Louise Charles-Saarikoski Fine Art